1er aniversario covid-19: especial familias en el Día Internacional de la Felicidad.
- El reconocimiento de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de todos los seres humanos es la premisa por la que cada 20 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Felicidad.
En un año en el que el mundo se ha vuelto en muchos casos únicamente accesible a través de una pantalla, y en el que los conceptos de teletrabajo, resiliencia y conciliación de la vida laboral y familiar adquirieron una nueva dimensión, el bienestar y la felicidad dentro de las familias se ha tornado un tema clave.
En estos días se cumple el primer aniversario desde que el covid-19 irrumpiera en nuestras vidas. Sabemos que en todo este tiempo algunos padres y madres se han sentido culpables por no estar todo lo que debieran con sus hijos e hijas, o por interrumpir llamadas de trabajo para atender sus llantos o darles de comer. Pero también sabemos que este ha sido el año en el que se enfrentaron a sus barreras, dieron un gran “salto digital” e hicieron frente a una situación inconcebible meses atrás, que les ha convertido en un verdadero ejemplo de superación para sus hijos e hijas.
Este decálogo es un reflejo de todo lo que instintivamente están haciendo bien. Una guía elaborada por el departamento de Protección de la Infancia del British Council, que incluye consejos y pautas para que las familias no cesen en su empeño de hacer de su hogar un espacio donde hay lugar para la armonía, entre tanto cambio e incertidumbre. A todas ellas va dedicado.
1. Cada familia es distinta y tiene sus normas
Cuando nace un niño todo el entorno se vuelca en ofrecer consejos. Déjale llorar o no le dejes; que coma cada 3 horas o cuando quiera; déjale comer lo que quiera o introduce los alimentos poco a poco… Solo el paso del tiempo y la confianza en nuestras capacidades es lo que nos permite acabar llevando el timón. Pues bien, no olvidemos cómo seguir manejándolo firmemente, cuando atravesamos una nueva época de tormenta. No dejemos que los consejos bienintencionados en cada llamada nos lleven a cambiar las normas a cada instante. Hoy, más que nunca, nuestros hijos e hijas agradecerán que haya normas y límites claros. Y, si son parecidos a los que había fijados antes, mejor que mejor.
¿Qué os parece elaborar juntos las normas más importantes de la casa y ponerlas en la nevera?
2. Horarios
Los horarios son un caos. La hija va al colegio lunes, martes y miércoles y el hijo martes y jueves. Aun así: debemos procurar que las circunstancias externas nos afecten lo mínimo posible. Por eso, podemos comprar una cartulina grande y ponerla en la cocina, para indicar con colores qué pasa y cuándo.
Y, si se avecina una reunión importante de trabajo, hay que intentar que se convierta en un momento “fácil”, tanto con nuestros hijos e hijas como con los compañeros. Al hablar abiertamente de nuestras necesidades y expresar que no somos “superhéroes”, nos daremos cuenta de cuánta gente entiende y está pasando por nuestra misma situación.
Debemos también bloquear una franja de nuestro horario laboral para estar con los hijos, como hacemos cuando les llevamos o recogemos del colegio. Son momentos que debemos intentar mantener, al igual que comer -siempre que sea posible- con nuestra hija adolescente: solo basta media hora para saber cómo va el día. ¿Acaso en la oficina no hacíamos hueco para tomar un café con un compañero?
¿Qué os parece poner el horario semanal al lado de las normas y añadirlo también a nuestro calendario de trabajo?
3. El tiempo online
Siempre hemos mantenido que hay que limitar el tiempo que nuestros hijos están delante de las pantallas pero, ojo, debemos considerar que:
- Las clases online no cuentan.
- El hablar con los amigos, a menudo, solo es posible si es digitalmente. Una conversación, mensajearse por WhatsApp o Instagram puede ser la única forma de que no pierdan el contacto social. Debemos aprender a ser más condescendientes con nuestros hijos. Ahora podemos observar que cuando se encuentran con sus amigos utilizan menos el móvil que antes pero, cuando no los pueden ver, no tienen otra forma de socializar. Incluso para los más pequeños, puede ser la única forma de seguir en contacto cuando el confinamiento es obligatorio.
- Los videojuegos a veces reemplazan el jugar juntos. Debemos distinguir aquellos momentos de ocio en los que nuestros hijos están solos y aquellos en los que contactan con amigos. Si se trata de los segundos, de nuevo, debemos ser algo más flexibles, para permitirles mantener el contacto social.
- El “postureo”. Nos referimos a poner fotos con filtros, arreglarse para una foto como si fueran a salir, etc. A falta de “vida real”, “el postureo” reemplaza las imágenes que los adolescentes emplean para impactar en otros y, por supuesto, cuanto más likes consiguen, mejor. Debemos buscar huecos para el diálogo con nuestros hijos y no oponernos en rotundo a este tipo de prácticas, dejando siempre la puerta abierta para que nos comenten cualquier problema
¿Y si reflejamos el tiempo online en nuestro cuadro de normas? Debemos ser claros en lo que entendemos que cuenta y que no cuenta dentro de este tiempo.
4. Intimidad y espacio
Hemos hablado muchas veces sobre tener la tablet o el ordenador en el salón. Sobre todo, con niños y preadolescentes. Ahora bien, el concepto intimidad ha adquirido una nueva dimensión con muchos miembros de la familia en casa. Tanto vosotros como ellos necesitáis un espacio donde poder estar solos, por lo que demos favorecer que esto ocurra.
Con los más pequeños, debemos intentar que sea un rato de juego sin internet (coches, experimentos, juegos de mesa, etc.), para que no pierdan el hábito de jugar y estar solos.
Con los preadolescentes, hay que intentar que el juego online se siga produciendo en un momento y espacio visible, que os permita monitorizarlo.
Con los adolescentes ya mayores, debemos respetar sus charlas con amigos y amigas sin entrar en el cuarto. Las conversaciones que tienen (no siempre “aptas para padres”) han ocurrido siempre, pero ahora las oís. Cuando escuchamos algo que consideramos inapropiado, debemos valorar si es parte de ese “postureo” y mecanismo de aceptación por parte del grupo o si nuestros hijos se encuentran realmente en peligro. Seguro que esto segundo ocurre pocas veces.
Y, para hijos de todas las edades, no debemos olvidar que hay que llamarles la atención siempre que sea necesario (porque no escuchan a los profesores, porque no atienden o utilizan tacos, etc.). Debemos procurar hacerlo cuando no estén frente a la cámara: la llamada de atención será mucho más efectiva sin que sus compañeros o amigos les vean y, además, vuestros hijos e hijas agradecerán que hayáis respetado su imagen en público.
¿Qué os parece emplear un cartel de NO PASAR / SÍ PASAR? Seguro que, como padres y madres, sois los primeros en agradecer tenerlo.
5. Las discusiones
Habréis visto memes sobre cómo nos arrepentimos de haber pedido al 2020 más tiempo en familia. Pues bien: el tiempo juntos, en poco espacio y con mucha tensión conduce a la discusión.
Debemos valorar qué batallas conviene librar para manteneros firmes, y aquellas en las que se puede ser más flexible y evitar así el conflicto.
No seamos demasiado exigentes, tampoco con nosotros mismos. Probablemente, la habitación del adolescente siempre estuvo desordenada (es el más fiel reflejo de su estado de ánimo), pero estar más tiempo en casa no implica que la ordenen más. En situaciones como esta se produce el cóctel perfecto, ¿no os parece?
¿Y si empleamos la técnica del termómetro (verde/amarillo/rojo) para calibrar la importancia de estas situaciones? Si hacemos esta valoración, quizá haya momentos que podemos pasar por alto y evitar así una discusión.
6. La relación entre hermanos
Los hermanos se pelean: esto es un hecho. Y ahora, cuando a menudo el tiempo juntos es 24 horas/7 días, aún más. Debemos vigilar, sobre todo, si la frustración que siente nuestro hijo (por no ver a amigos, no poder jugar fuera, etc.) la está volcando en el hermano o hermana. No sería una situación rara, y marcaría el momento de intervenir.
Con los más pequeños puede ayudar un rato de baile desenfrenado o música relajante (en función de la naturaleza de cada niño). O una tarde de palomitas y peli con uno de los dos mientras el otro hace algo distinto.
Y, desde luego, volver a las reglas. Hacer daño intencionadamente no es aceptable, por muy frustrado que uno esté.
¿Qué os parece reforzar también lo positivo, y no solo la pelea? Intentar darles la enhorabuena cuando se hayan comportado o hecho algo bien.
7. La autoestima
Ser o hacer: esa es la cuestión. Los niños y niñas no SON malos, sino que HACEN algo incorrecto. Ante esto, no nos queda más que reforzar, reforzar y reforzar lo positivo, lo que hacen bien. Y, cuando hacen algo incorrecto, debemos hablar de la acción, no de la persona. Propiciar que nuestros hijos desarrollen una buena autoestima es la mejor herramienta para la vida.
¿Qué os parece preparar con los más pequeños un dibujo de sus “superpoderes”? ¿Qué es lo que hacen bien? ¿Y si con los mayores destacamos sus logros en conversaciones con terceros?
8. La tristeza y la frustración
Nos declaramos fanes de Pixar y de pelis como Inside Out y Soul. Los sentimientos negativos, la rabia, tristeza y la frustración forman parte de nuestras vidas, así que ¡démosles cabida! Esta pandemia nos está enfrentando a situaciones sumamente difíciles que nos llenan de pena y nos frustra por no poder hacer cosas.
Debemos hablar de todo esto en familia, e incluso escenificarlo si queremos.
¿Qué os parece anotar en un papel todo lo malo? ¿Y si lo metemos en una caja, lo rompemos en mil pedacitos y lo tiramos a la basura?
9. “El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños”
Esta frase de Eleanor Roosevelt nos viene al pelo. Hay futuro más allá de la pandemia: debemos hablar de ello, permitiros soñar con un viaje, la primera salida a una discoteca o el ir a ver a los abuelos.
Internet y el mundo online también nos ayudan a explorar desde casa todo un mundo maravilloso.
¿Qué os parece elaborar juntos una lista con planes que cumplir tras la pandemia?
10. Cuidar al cuidador
Vuestros hijos e hijas os necesitan, sois sus pilares. Por favor, CUIDAOS. Sois el espejo en el que se miran, y más aún ahora que están todo el tiempo junto a vosotros. Si no respetáis vuestras horas de trabajo, si no veláis por vosotros, vuestra intimidad y espacio, crecerán pensando que eso es lo que hay que hacer. Por tanto, debéis cuidaros tanto como les cuidáis a ellos.