- El 88% de los encuestados destaca la importancia de que en los hogares existan unas guías y normas de actuación claras para la actividad virtual de sus hijos.
- Los expertos de Protección de la Infancia de la institución educativa proponen estrategias para minimizar los riesgos asociados al uso de internet en las familias.
- Durante la pandemia ha aumentado un 100% el tiempo que los jóvenes pasan en redes sociales, según el informe Qustodio 2020.
La pandemia y los confinamientos han traído consigo nuevas formas de acceder a la educación, de trabajar y una marcada transformación en el modo de relacionarnos. Internet ha jugado un papel fundamental y, según datos del informe Digital 2021 de Hootsuite y We Are Social, más de ocho millones de españoles se han iniciado en las redes sociales durante el pasado año. Esta tendencia se hace especialmente acusada en niños y jóvenes, que durante la pandemia han aumentado un 100% el tiempo que pasan en redes sociales, llegando hasta un 200% en los primeros meses de confinamiento, según el informe Qustodio 2020.
Esta creciente hiperconectividad ha supuesto también la consolidación de plataformas como Tik Tok y Twitch, e incluso la aparición de nuevos referentes sociales para las nuevas generaciones, personificados en figuras como la de Ibai Llanos. En este contexto de cambio, son diversas las voces que se alzan en favor de una mayor comprensión por parte de las familias de las oportunidades, y también amenazas, que entraña internet para sus hijos.
El British Council, la organización del Reino Unido para las relaciones culturales y las oportunidades educativas, trabaja cada año con 13.000 niños, niñas y jóvenes. En su labor educativa y de concienciación en materia de Protección de la Infancia, ha realizado una encuesta entre un centenar de estudiantes de inglés de Secundaria (con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años), para conocer su punto de vista sobre los desafíos de internet para madres y padres con niños de Infantil y Primaria. Estas son algunas de las conclusiones más relevantes del sondeo:
- Dispositivos. El 59% de los jóvenes encuestados opina que el teléfono móvil es el dispositivo que mayores riesgos de seguridad online entraña para otros menores, seguido por el ordenador portátil (30%). Tan solo un 6% de los encuestados contempla riesgos en el uso de los videojuegos en línea.
- Redes sociales. Sobre las plataformas sociales que consideran que entrañan más riesgo para los niños de Primaria, los jóvenes encuestados han destacado Instagram (78%) y Tik Tok (76%), seguidas a una larga distancia por YouTube (30%) y WhatsApp (21%).
- Valoración de riesgos. En cuanto a las amenazas que corren los niños y niñas durante el uso de las mencionadas plataformas sociales, hay un empate técnico (en torno al 20%) a la hora de identificar como los más comunes el conocimiento de extraños, el acceso a contenido inapropiado, el acoso entre iguales y los riesgos de adicción online.
- Soluciones. Sobre las alternativas a aplicar en los hogares para minimizar estos riesgos, los estudiantes de Secundaria destacan la aplicación de filtros para bloquear determinados contenidos, el acompañamiento de los menores por parte de un adulto en su navegación por internet y la supervisión de las páginas visitadas por sus hijos.
- Normas digitales. Otro dato destacado de la encuesta es que la unanimidad de los jóvenes preguntados, un 88% destaca la importancia de que existan unas guías de actuación y uso claras sobre el empleo de la tecnología en los hogares. Este dato, además, se refuerza con el hecho de que un 91% de los sondeados afirma ayudar a sus padres con el empleo de las nuevas tecnologías.
Estrategias para familias
A la luz de estos datos, y para favorecer una mayor comprensión y la minimización de los riesgos del uso de internet y las plataformas digitales en los hogares, los expertos del Protección de la Infancia del British Council en España comparten las siguientes estrategias para familias:
- Fomentar la confianza y el diálogo abierto. Hay que buscar en medio de las prisas cotidianas momentos para escuchar y hablar con nuestros hijos. Se trata de abordar temas triviales, no con el objeto de dar una respuesta o consejos, sino de ofrecer simplemente un momento de escucha activa. Es importante que sientan que nos interesa lo que nos cuentan, para generar esa confianza que facilitará que nos pidan ayuda cuando algo malo les pase.
- No juzgar de forma inmediata. Debemos mantener la calma cuando los hijos acuden a nosotros porque están asustados tras haber estado navegando en sitios web inapropiados o jugando a juegos prohibidos. El castigo puede y debe venir, pero después. Primero hemos de ayudarles, puesto que han manifestado que están en peligro.
- No solucionarles todo. Si nuestros hijos están en una situación de riesgo hay que protegerles, pero también hacerles partícipes de la solución, dándoles herramientas para afrontarla. No vale tampoco el “no pasa nada, mamá o papá te salvan”, ya que educar es guiarles y ayudarles a crecer.
- Entender el papel y los beneficios de las redes sociales. Negar que existen, su importancia y demonizarlas no sirve. Debemos animar a nuestros hijos a compartir sus vivencias y a entender también los riesgos que entrañan.
- Ser un ejemplo y modelo a seguir. Debemos ser los primeros en valorar el riesgo de abrir nuestras redes sociales, de colgar sin permiso fotos en las que no aparecemos nosotros únicamente. La huella digital de nuestros hijos, a menudo, es iniciada por nosotros, y esa foto tan “graciosa” que subimos de cuando eran pequeños, puede ser motivo de burla cuando se hacen mayores.
- Distinguir amigos de extraños. Si queremos que aprendan la distinción en el entorno virtual, debemos aplicarla también en el físico. No hay que dar un beso a alguien que no se conoce, ni forzarles a ir con quien no quieren. Desterremos frases como “cariño, dale un besito al señor que ha sido muy amable”.
- Supervisar qué páginas visitan. Al igual que no les dejamos solos en un supermercado ni cruzando una calle, debemos ir de su mano en el mundo virtual. Poner filtros y revisar las páginas que visitan es nuestra obligación como madres y padres. Y esto, en ningún punto, es faltarles al respeto.