Vuestro hijo (o hija, naturalmente) es alguien único y, como tal, diferente a todos los demás. La manera en que aprenderá mejor inglés depende de muchos factores, como su edad, su estilo de aprendizaje y su personalidad. A continuación os ofrecemos algunas pistas para que las consideréis con él o ella en mente, pues os ayudarán a elegir las actividades y métodos más adecuados para vuestra familia.
Los niños pasan por distintas etapas de aprendizaje
- Los bebés y los niños de muy corta edad aprenden cómo es el mundo a través de los sentidos.
- Desde los dos hasta los siete años, más o menos, los niños empiezan a desarrollar la capacidad de razonar y pensar, pero todavía se centran en sí mismos.
- A partir de los siete años, aproximadamente, suelen centrarse menos en sí mismos y son capaces de mirar hacia afuera.
- Para cuando cumplen doce años, la mayoría son capaces de razonar y de probar sus ideas acerca del mundo.
Esto significa que, con los más pequeños, es necesario personalizar y ponerles ejemplos que tengan relación con ellos mismos, mientras que los más mayorcitos necesitan que les ayudemos a comprender el mundo que los rodea. Y también implica que cada uno tiene que aprender en función de la fase en la que se encuentre: por ejemplo, los benjamines están preparados para aprender los números, los colores y las formas, pero no para conceptos abstractos como las reglas gramaticales.
¿Qué tipo de aprendiz es vuestro hijo?
- Es importante comprender cómo prefiere aprender vuestro hijo. ¿Cuáles son sus sentidos predominantes? ¿Le gustan las imágenes y la lectura ? En ese caso, podéis animarle a utilizar dibujos, fotos, mapas o diagramas como parte de su aprendizaje en inglés.
- Hay niños a los que les agrada escuchar explicaciones y que les lean en voz alta. Con ellos podéis usar historias cortas, que les motivarán mucho. Y casi todos disfrutan aprendiendo a través de canciones, rimas y raps.
- ¿Le gusta a vuestro hijo tocar las cosas y moverse de acá para allá? ¡Algunos niños tienen muchísima energía! Podéis jugar a algún juego movidito o de correr, representar rimas o historias ¡o incluso bailar!
- Los más tranquilos pueden tener un léxico amplio y disfrutar con los libros. Seguro que les motivarán los juegos de vocabulario, como los crucigramas, las sopas de letras, los juegos de formar palabras con unas cuantas letras y los trabalenguas.
- A otros les tiran más las explicaciones lógicas y claras de reglas y patrones, o les gusta elaborar los suyos propios. A menudo se les dan bien asimismo las matemáticas. Para ellos, los puzles, la resolución de problemas o las actividades que impliquen ordenar o categorizar son oportunidades ideales para el aprendizaje.
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