Si alguna vez has estudiado una lengua distinta a la materna, seguro que te has planteado: ¿debo decantarme por clases particulares o colectivas? Para arrojar un poco de luz sobre esta cuestión, hablamos con Simon Thorley, responsable de los nuevos cursos para adultos del British Council, sobre los principios del método comunicativo para enseñar inglés que emplean en sus clases.
Como explica este experto, "la principal ventaja de aprender en un aula comunicativa es que brindamos a los estudiantes oportunidades para comunicarse e información sobre su rendimiento, lo que les ayuda a monitorizar su aprendizaje y a desarrollar todas sus habilidades en inglés, enmendando sus errores”.
Este planteamiento genera una comunicación bidireccional entre los alumnos y el profesor, que se retroalimenta continuamente y que repercute en el aprendizaje de todos. Hoy desgranamos algunas de las claves del enfoque comunicativo de enseñanza de la mano de Thorley, quien también nos ofrece trucos que nos ayudarán a seguir mejorando nuestro nivel dentro y fuera de clase.
1. Activar la producción del lenguaje. En el aula comunicativa de inglés se generan contextos que son relevantes para los estudiantes, que les exponen al idioma y que les permiten “generar su propia lengua, probando nuevas formas de comunicación y optimizando su sofisticación, claridad y eficiencia en cada uso”.
Para Thorley estas dos cuestiones son fundamentales porque "cuando aprendemos una lengua por nuestra cuenta y en un entorno en el que no hay mayoría de hablantes nativos, tenemos acceso a una gran variedad de materiales, pero quizá no se adaptan a nuestras necesidades, ni nos plantean las situaciones adecuadas para convertirnos en mejores comunicadores”.
La fase de revisión del lenguaje que hemos producido es también fundamental para el experto, que insiste en que “un profesor puede decirte el error que has cometido, pero no puede corregirlo por ti, ese es el rol del estudiante”. Así pues, sencillos gestos como grabarnos con el móvil entonando un pequeño discurso o comparar las diferencias entre lo que leemos en inglés, y lo que hablamos o escribimos, nos ayudarán a activar esta producción de la lengua, tanto dentro como fuera de clase. Por ello, resulta crucial cultivar nuestro hábito de lectura en el idioma que estamos aprendiendo.
2. Establecer comparaciones. El intercambio entre los estudiantes y el profesor que propicia el método comunicativo para enseñar inglés enriquece el aprendizaje, en tanto y cuanto que todos ejercen como aprendices y profesores en determinados momentos. Cuando comparamos nuestra producción del idioma con la de otros compañeros, la cuestionamos e intercambiamos preguntas y dudas, estamos dando espacio a un aprendizaje activo que nos mantiene motivados y conectados al idioma.
“Si hay algo que hemos comprobado es que cuando los alumnos intercambian conocimientos, consolidan mejor su aprendizaje porque les resulta más sencillo asimilar y acordarse de los ejemplos y frases que emplean sus compañeros”, afirma Thorley.
Una práctica útil para las clases de inglés será contrastar con nuestros compañeros las respuestas de los ejercicios o participar en debates en los que planteamos diferentes soluciones a los dilemas propuestos por el profesor. Fuera de ellas, alternativas como participar en intercambios de idiomas con nativos o practicar nuestro inglés con otras personas pueden resultar de gran ayuda para propiciar las comparaciones.
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