Muchos estudiantes me dicen: “Yo entiendo casi todo. ¡Pero no puedo hablar en inglés!”. Es algo que sucede con frecuencia al aprender cualquier idioma, y los profesores o quienes hablan esa lengua con soltura aseguran (como probablemente ya habrás oído) que en gran parte es cuestión de confianza.
Así que solo hay que lanzarse, ¿verdad? Es más fácil decirlo que hacerlo. Puede que la gente te diga: “Cuanto más practiques, más seguro te sentirás”, mientras tú piensas: “Si no tengo confianza en mí mismo, ¿cómo voy a empezar a practicar?”. En el caso de que estés leyendo estas líneas porque todo esto te resulta familiar, no voy a mentirte: el paso desde saber inglés a hablarlo con fluidez será un proceso, no un “apaño” rápido, pero creo que los cinco consejos que te ofrezco a continuación te ayudarán a avanzar.
Escucha
Escucha de forma activa lo que diga la gente a tu alrededor, para captar no solo el significado, sino las palabras en sí y los sonidos. Fíjate en el ritmo, en cómo se unen unas palabras con otras, en qué letras se omiten al hablar. ¿Hay algo que te llama la atención?
Cuando estés viendo un vídeo, puedes volver a reproducir un fragmento hasta que te suene más natural. Si estás conversando con alguien y te sientes con fuerzas, pídele que repita lo que ha dicho, que escuche cómo lo dices tú y que te ayude a entender la diferencia.
Toma nota mentalmente de las cosas nuevas que aprendas, y practícalas después en tu cabeza. Imagínate diciéndolas, incluso practica en voz alta (¡cuando estés solo!). Si quieres practicar de forma controlada, en nuestro sitio web puedes ver y escuchar conversaciones de distintos niveles, e incluso, en la segunda mitad del vídeo, puedes participar.
En otras entradas de nuestro blog encontrarás ideas sobre la comprensión auditiva o listening de nivel B1, el listening en el B2, el listening para el C1 y cómo mejorar tu listening por internet.
Refleja la pregunta en tu respuesta
Un colega británico te pregunta un lunes por la mañana: “Did you have a good weekend?” (“¿Has tenido un buen fin de semana?”). ¡Horror! De repente ya no recuerdas si deberías utilizar el pasado simple o el presente perfecto para hablar de tu fin de semana. Pero si lo sabías, ¿cómo es posible que lo hayas olvidado?
Haz una pausa. En vez de martirizarte, vuelve a la pregunta que te han hecho: está en pasado simple, ¿verdad? Pues entonces la respuesta en inglés también: “It was lovely, thanks. We went to my parents’. Did you do anything nice?” (aunque en español utilizaríamos más bien el tiempo compuesto: “Ha estado muy bien, muchas gracias. Hemos ido a ver a mis padres. Y tú, ¿lo has pasado bien?”).
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No tengas miedo de los errores
Por supuesto, no deberías preocuparte por los errores que cometas. Son una parte esencial del aprendizaje. Pero si te estresa mucho el temor a “liarte” en conversaciones reales, empieza con situaciones en que te sientas más cómodo. Hablar en inglés con tus compañeros de clase mientras os tomáis un café es un buen término medio entre el aula y un encuentro anglófono de verdad. O busca en Meetup si hay algún grupo de conversación en inglés en tu zona.
Si no vas a clases de inglés ni hay grupos angloparlantes que te pillen cerca, trata de encontrar a alguien con quien poder practicar. No tiene que ser un intercambio lingüístico en toda regla; puede ser otra persona que también esté estudiando inglés. Y tampoco es necesario que esta persona hable con total fluidez; solo hace falta que sepa lo suficiente como para poder conversar contigo y ayudar a que empieces a relajarte. De hecho, puede que para aumentar tu nivel de confianza sea incluso mejor si tu compañero también tiene fallos.
Cuando ya te encuentras en situaciones reales, con hablantes nativos o no nativos pero con más seguridad que tú, puede ayudarte el hecho de reconocer ante ti mismo y ante los demás que estás aprendiendo. Tómate tu tiempo: nadie tiene derecho a meterte prisa, a interrumpirte para corregirte o a anticiparse a lo que estás intentando decir. Tu inglés se encuentra en una etapa de transición; todavía no has llegado a la meta, y los errores que cometes hoy habrán desaparecido el año que viene.
Toma nota, mental o por escrito, de esos errores: son tus herramientas personales para aprender, ya que pueden ayudarte a entender cómo piensas en inglés.
Acepta que la ortografía inglesa es complicada
En el caso de que la pronunciación sea lo que te frene a la hora de hablar, quizá se deba a que tu cerebro esté demasiado empeñado en encontrar una correlación total entre lo escrito y lo que se pronuncia, como ocurre en el español. Tú y todo el mundo sabéis que la ortografía inglesa dista mucho de ser sistemática, y cuando además estás acostumbrado a ver una palabra y pronunciarla tal y como se escribe resulta más difícil habituarse a otra cosa.
Si esto es precisamente lo que te ocurre, trata de encontrarte con la forma oral de la palabra antes que con la escrita siempre que te sea posible. ¿El cine es para ti un medio importante para tener contacto con el inglés, y siempre lo ves con subtítulos? Pues desactívalos. Igualmente, puede venirte muy bien aprender el alfabeto fonético. Parece una tarea titánica, pero la mayoría de los alumnos lo dominan en unas cuantas horas, y ver por escrito que no se dice “mountain”, sino “/ˈmaʊntɪn/”, puede ser la clave que tu cerebro necesita.
Hazte a la idea de que el inglés es tan tuyo como de cualquier otra persona
Aprender inglés es distinto de aprender francés, chino o cualquier otro idioma por una razón importante: el inglés ya no es “propiedad” exclusiva de los hablantes nativos. De todas las conversaciones en inglés que están teniendo lugar en estos momentos en cualquier parte del mundo, ¿cuál crees que es la que más se da: entre hablantes nativos, entre nativos y no nativos o entre no nativos?
La respuesta es que gana, por goleada, la tercera. La mayoría de las personas que están hablando en inglés ahora mismo son, quizá, un japonés y una argentina, una rusa y unos griegos, un marroquí y un húngaro. Y los hablantes no nativos están contribuyendo a la evolución del inglés (por ejemplo, arrinconando nuestro complicadísimo sistema de “question tags” o coletillas interrogativas). Así que ¡muchas gracias a todos por racionalizar “mi” idioma y hacerlo más eficiente! ¡La lengua inglesa os debe una!
Un consejo final, relacionado con los anteriores: piensa en qué es lo que te genera ansiedad al hablar. ¿Qué te echa para atrás cuando intentas decir algo? ¿Que se rían de ti? ¿Tardar mucho tiempo y cansar a tu interlocutor? ¿Perder el hilo de lo que quieres decir?
Emplear el tiempo necesario y ser consciente de por qué te esfuerzas por hablar en inglés te ayudará a identificar las situaciones en que posiblemente tengas más dificultad. Cuando te encuentres en una de ellas, dedica un momento a respirar hondo. Y, por ejemplo, si te preocupa que se ría alguien por cometer errores tontos, puedes decir abiertamente: “Help me out here, how do I say...?” (“A ver, ayudadme: ¿cómo se dice…?”). También es perfectamente válido decir: “Hang on, let me finish...” (“Espera, déjame terminar…”) si alguien te interrumpe e intenta adivinar (incorrectamente) lo que quieres decir.
Tienes más ideas sobre cómo incrementar tu confianza en los apartados “Habla” y “Canta” de la entrada de Colm Boyd 5 consejos para practicar tu inglés fuera de clase en nuestro blog.
Empecé esta entrada mencionando a todos los estudiantes que se quejan de que aunque poseen un buen nivel de inglés no pueden hablarlo. Terminaré recordando que conozco a otras tantas personas, incluso más, que se expresan con fluidez y afirman: “¡Yo era incapaz de decir una palabra!”.