Muchos estudiantes afirman que lo que peor llevan del inglés es la expresión escrita, pero con frecuencia se trata de una cuestión de confianza. Con la práctica y siguiendo los consejos que te ofrecemos hoy en nuestro blog, adquirirás la seguridad que necesitas para sacar el máximo partido a tus conocimientos y presumir de verdad. Puede que te interesen también los artículos que le dedicamos a los tipos de writing en los exámenes de inglés, cómo escribir una carta en inglés, cómo hacer una carta de presentación en inglés o cómo aprenden los niños a escribir en inglés. En la entrada de hoy nos centraremos en la secuencia que debes respetar para componer una buena redacción: hacer el esquema, escribir el texto y releerlo.
El esquema
El esquema es parte integral de la redacción. Quizá eres de los que dicen: “Yo no hago esquemas antes de empezar a escribir”, pero puedo asegurarte no solo que en algún lugar de tu subconsciente sí te los haces, sino también que, conociendo el proceso de preparación del texto que tiene lugar en tu cabeza, mejorarás enormemente. Como profesora, veo a muchos alumnos que hacen esquemas y a otros tantos que no y, en general, los trabajos de los primeros alcanzan una mayor calidad. Por ello, si estás en el bando de los que “pasan” de preparar nada, deberías al menos probar a poner en práctica algunas de las ideas que encontrarás a continuación.
Paso 1: aborda la cuestión
En una redacción, ya sea como ejercicio de clase o en un examen, es vital que respondas a lo que te preguntan. Un buen esquema (en cinco minutos, que ya es mejor que nada) te ayudará a no perder el rumbo.
Empieza descomponiendo la pregunta en partes: normalmente habrá dos o tres aspectos que debes cubrir (en el B2 First de Cambridge, por ejemplo, son tres). Y, además de tratar todos los puntos, querrás que al profesor o examinador que lea tu texto no le quepa duda de que lo has hecho; lo más práctico para ello es adjudicar a cada aspecto un párrafo independiente.
Paso 2: piensa en todo el vocabulario e ideas posibles
Una vez has distribuido en párrafos lo que vas a escribir, pasa revista al vocabulario del que dispones. A lo mejor te gustaría enfocar uno de los párrafos desde una determinada perspectiva, pero cuando empiezas a completar el esquema descubres que te faltan palabras importantes, y que lo harás mejor si lo planteas desde otro punto de vista. Escoge las ideas que más coincidan con lo que claramente eres capaz de decir en inglés.
Paso 3: anota ideas y expresiones
Aun sabiéndote al dedillo todo el vocabulario del mundo, hay ideas que son difíciles de expresar por escrito. La causalidad, la especulación y las situaciones hipotéticas son conceptos abstractos que complican el proceso de decir exactamente lo que quieres, si bien constituyen una oportunidad para aprovechar tus capacidades al máximo y demostrar tu dominio gramatical.
Imagina cómo vas a defender tus argumentos y, cuando te atasques, trata de plasmar esa idea dentro de tu esquema. Puede que sea con una oración completa o solo con una parte, pero te ayudará a decidir si cuentas con los conocimientos de inglés suficientes para comunicar una idea realmente impresionante… o si tienes que simplificarla un poco con el fin de que quien lea el texto entienda lo que quieres decir.
Escribir el texto
Paso 1: utiliza el esquema
He visto a muchos alumnos que, después de haber trazado un esquema lógico en el que respondían adecuadamente a lo que se les pedía, se iban por la tangente en cuanto se lanzaban a escribir el texto.
Naturalmente, puedes cambiar algunas cosas a medida que avanzas (por ejemplo, si se te ocurre alguna idea nueva), pero si no pierdes de vista el esquema que has preparado evitarás distraerte y tener que volver al tema del que debías hablar. Asimismo, te ayudará a ser consciente de cómo vas en cuanto al número de palabras y al tiempo.
Paso 2: deja la introducción para el final
Al menos, considéralo como una posibilidad. El objetivo de la introducción es presentar al lector lo que va a encontrarse después, así que ¿cómo vas a ponerte con ella cuando todavía no tienes el contenido?
Por otra parte, es complicado redactar la introducción cuando nos encontramos ante el folio en blanco, pero mucho más sencillo cuando ya tenemos el contenido ante nuestros ojos.
Es posible terminar escribiendo la introducción no solo cuando estés haciendo un ejercicio por ordenador, sino también en papel: solo necesitas dejar un espacio en blanco al principio del texto.
Paso 3: asegúrate de que haya una coherencia entre la introducción y la conclusión
La introducción y la conclusión deben concordar tanto entre ellas como con el contenido de los párrafos que forman el cuerpo del escrito. Puede parecer evidente, pero ojalá me hubieran dado un euro por cada vez que he visto una introducción que defendía apasionadamente una postura a favor de algo e iba seguida por el cuerpo principal del texto y por una conclusión que, con un entusiasmo muy similar, iban en contra.
Una manera muy sencilla de evitar este problema es escribir la conclusión al final, como te decía más arriba, aparte de tenerlo en cuenta al hacer el esquema, pensando detenidamente antes de empezar en cómo te sientes ante esa cuestión. Ojo, no me refiero a dedicarle horas de reflexión, sino un minuto o poco más.
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Paso 4: emplea nexos
Muchas veces los nexos se toman erróneamente como un modo de alardear de “inglés formal”, pero en realidad son algo que utilizamos en cualquier situación, hasta cuando charlamos con los amigos o damos indicaciones de cómo ir a un sitio. Los usamos tanto oralmente como por escrito para indicar que vamos a añadir algo a lo que ya se ha comentado o que queremos manifestar una opinión en contra, por ejemplo, y normalmente nos valemos de ellos con objeto de ayudar a nuestro interlocutor a entender a dónde pretendemos llegar.
Para saber qué nexos puedes utilizar y cuándo, léete nuestra entrada sobre los conectores en inglés.
Después de escribir el texto
Esta es otra parte del proceso que también da mucha pereza a los alumnos, ¡pero es indispensable releer lo que has escrito!
Comprueba si están todas las mayúsculas o si hay alguna falta de ortografía, se te ha escapado alguna “s” en la tercera persona del singular del presente simple, no has usado bien los signos de puntuación o se te ha colado cualquier otro error que suelas cometer… y si no sabes cuáles pueden ser, es porque nunca has revisado lo que escribes, así que más vale que empieces cuanto antes. Nadie mejor que tú para averiguar lo que se te da mejor y lo que se te da peor a la hora de escribir, y si te acostumbras a releer tus textos progresarás cada vez más.
Igualmente, existe otra razón para volver a leer tu redacción: que podrás disfrutar viendo con qué habilidad has puesto tus ideas negro sobre blanco y qué argumentos tan convincentes has incluido. ¡Lo has conseguido! ¡Enhorabuena! ¡Valora todo lo positivo y disfruta del momento!